Ya sabemos que la contaminación es un mal que avanza en todos los rincones del planeta, ya sea en el aire, en la atmósfera, en la tierra o en el agua. Pero hay imágenes que son capaces de graficar esta realidad de la manera más impactante: hablamos de olas de basura en las playas de Durban, Sudáfrica, luego de las tormentas en la región que provocaron serias inundaciones
Consecuencia de ello, la basura fue vertida al Océano Índico por el río Umgeni generando que todos los desechos queden a merced de la marea que finalmente generó las olas que, literalmente, eran de plástico debido a la gran cantidad de basura en su superficie. La organización The Litterboom Project subió un video a sus redes sociales: una inmensa cantidad de botellas y basura flotando en el agua del río y en su desembocadura.
Residentes locales tomaron registros del fenómeno. Uno de ellos, Mike Frew indicó a la agencia Reuters: “Esto ocurre cada vez que llueve mucho, es entonces cuando el problema del plástico se hace especialmente evidente. La ciudad y muchas organizaciones sin ánimo de lucro trabajan duro para limpiar cada vez, a veces pasando semanas. Los desechos plásticos terminan acumulándose en la playa de Durban, una de las atracciones turísticas y locales más populares que tenemos”.
Más contaminación
Sabemos del petróleo, del cianuro o algún líquido altamente radioactivo, pero si hay un tipo de contaminación que nadie esperaba esa es la de los antibióticos. ¿Cómo? Según varios estudios, la emergencia por la contaminación con antibióticos en los ríos de todo el mundo no para de crecer, con niveles superiores a los límites establecidos en más de 300 veces.
Los estudios realizados por la Universidad de Nueva York serán presentados hoy en el encuentro de la Society of Environmental Toxicology and Chemistry en Helsinki. Para la investigación se analizaron los ríos de 72 países en seis continentes. ¿El resultado? Detectaron antibióticos en el 65% de los sitios monitoreados, incluyendo ríos de reconocida fama mundial como el Mekong o el Támesis.
Los autores de esta investigación enviaron a todo el mundo casi 100 kits de relevamiento, con la premisa de que los investigadores locales tomaran muestras en diferentes sitios a lo largo de los ríos, y detectar lo que parece imposible: al menos 14 principales antibióticos en el agua.